La construcción se llena de cadenas de bloques

El sector de la construcción está afrontando un proceso acelerado de transformación que afecta a todas sus áreas y uno de los aspectos que más va a revolucionar esta actividad es blockchain, la tecnología de la cadena de bloques.

A grandes rasgos, se trata de una gigantesca infraestructura de ordenadores que comparte, sin ninguna jerarquía, información encriptada. No existe un blockchain único realmente sino multitud de cadenas de bloques que se pueden interconectar entre sí y que es posible utilizar para cualquier tipo de transacciones, aunque el uso más popular seguramente ha sido el desarrollo de criptomonedas como el bitcoin, ethereum o litecoin, entre otras muchas. Muchas grandes compañías ya aceptan pagos en monedas virtuales y su uso se está extendiendo en numerosas economías avanzadas.

En blockchain, cada usuario es un nodo y cada red se compone de numerosos nodos. A su vez, cada cadena de bloques está formada por numerosas redes P2P (peer-to-peer o red entre iguales), que es “una red de ordenadores sin clientes ni ordenadores fijos. (…) Es decir, actúan simultáneamente como clientes y servidores respecto a los demás nodos de la red. Las redes P2P permiten el intercambio directo de información, en cualquier formato, entre los ordenadores interconectados”, según explica Wikipedia.

En esas redes se transmiten fichas o mensajes llamados token, que representan activos, bienes o servicios que intercambian los usuarios. Las transferencias de tokens se agrupan en bloques -de donde nace el término blockchain (cadena de bloques)-. Cada nodo tiene una copia de todos los datos de la transacción y cada bloque de cada operación está enlazado con los otros. Cuando hay cambios se notifican a todos los nodos y se sabe quien ha intervenido, en qué momento y dónde lo ha hecho.

En definitiva, blockchain es una gigantesca base de datos o libro de cuentas que recoge todas las transacciones realizadas en esa red. Es comparable a una grandísima “notaría digital” que guarda operaciones, cantidades, fechas y participantes; un libro que no puede ser alterado, sólo se pueden añadir nuevos registros. Es, además, un activo digital que no puede ser copiado ni falsificado -en la teoría-.

 

Eliminando ineficiencias

El sector fintech ha sido el primero en sentir una efervescencia que ha incorporado nuevos actores al entorno de la Banca. Pero blockchain se extiende a todos los ámbitos de la economía.

En general, esta tecnología aporta transparencia a cualquier proceso y favorece la desintermediación. Una de las aplicaciones de blockchain al entorno de la construcción e inmobiliario puede ser la financiación de proyectos a través de crowdfounding, sin recurrir a las entidades tradicionales.

Otra aplicación es la creación de contratos “inteligentes” (smart contracts), que incorporan instrucciones claras a través de programación. Las partes que intervienen fijan sus responsabilidades respectivas, las penalizaciones en caso de incumplimiento, y sólo se libera un pago una vez alcanzados los requisitos que se hayan establecido, ya sea la entrega de materiales o el trabajo de un empleado, una vez que lo certifica el departamento encargado de controlar el resultado.

Otra ventaja que lleva aparejada blockchain es que favorece la digitalización del sector de la construcción, la eliminación de ineficiencias y la desaparición de procesos que no aportan valor, algo que ya se está logrando con la aplicación de mejores metodologías, como BIM (Building Information Modeling o Modelado de Información para la Construcción). BIM permite gestionar los proyectos de manera integral en todas sus fases y durante todo el ciclo de vida del edificio, de manera colaborativa entre todos los agentes que intervienen, gracias a modelos virtuales.

La tecnología blockchain hará posible alcanzar el nivel 3, el llamado “Open BIM” o nivel máximo de colaboración, donde todos los agentes trabajan sobre un único modelo compartido, al que todas las partes pueden acceder y modificar. Al usar los protocolos de blockchain se eliminan los riesgos por conflictos de información que se daban en los niveles 1 y 2, trabajando simultáneamente sobre el modelo común.

Así, blockchain redunda en la culminación de BIM, ya que aporta la confianza y transparencia necesaria para cerrar los proyectos y todas las operaciones que engloban. Si se genera una cadena de bloques es posible trazar el recorrido de los materiales: dónde se han obtenido o fabricado, a qué controles han sido sometidas, que camino han seguido hasta llegar al constructor, etc.

De este modo, la modernización de procesos en el sector también mejorará la gestión de la cadena de suministro de materias primas, optimizará la fabricación y tramitación de materiales, ensamblajes, etc., avisando a todas las partes de cualquier cambio durante el proceso (como las características de fabricación), reduciendo stocks y aumentando la eficacia logística.

A su vez, el impulso del modelo BIM también reduce el impacto ambiental de la construcción (la “huella digital” de los materiales permitirá reciclarlos y reutilizarlos de forma más inteligente), mejorarán los protocolos de seguridad, etc.

Al completar el modelo BIM con una cadena de bloques se evita que la información producida durante un proyecto se pierda tras el momento de la entrega, como solía ocurrir hasta ahora. Con la tecnología blockchain será posible saber cómo se ha realizado la edificación, especificaciones técnicas, origen de las materias primas, etc., lo que ayudará a alargar la vida de los edificios, facilitar su rehabilitación cuando sea necesario, o eliminarlos de forma más eficaz si llegara el caso.

La aplicación de blockchain unido al IoT (Internet of Things o Internet de las Cosas) hace posible realizar un seguimiento de la mayor parte de labores en los procesos constructivos, integrando sensores en herramientas mecánicas o en materiales. De hecho, ya existen empresas de software que están desarrollando soluciones que unen IoT y blockchain para el sector de la construcción evitando, a través de la cadena de bloques, que se produzcan fraudes o manipulaciones de la información.

 

Cómo comprar una vivienda con criptomonedas

Las monedas virtuales se están incorporando al proceso de construcción y al sector inmobiliario a través de pagos de productos y servicios, smart contracts, la contratación de seguros y todo tipo de operaciones. Además, claro está, de la propia compra de viviendas.

En enero de 2018 se dio a conocer que se había vendido el primer piso en España pagado con criptomonedas, algo ya frecuente en otros países. Un ático en el centro de Tarragona costó 40 bitcoins (cerca de 550.000 euros según se cotizaba en aquél momento; llegó a alcanzar los 20.000 dólares en diciembre de 2017).

La popularización de las criptomonedas transformará la compraventa de viviendas, su financiación o los alquileres. Aunque blockchain revolucionará mucho más el mercado inmobiliario, una vez se redefina el papel que juegan actualmente entidades como los registros de la propiedad, las notarías o las entidades financieras, por ejemplo.

En el caso del registro de los títulos de propiedad, la documentación que lleve adjunta la transacción podría servir en el futuro como prueba de la operación, almacenando en una base de datos compartida el registro histórico de compraventas sobre ese terreno, vivienda, local, etc. Países como Reino Unido, Japón o Suecia están dando pasos en este sentido.

Además, la extensión de la tecnología blockchain aportará mucha más transparencia y agilidad a los profesionales del sector, que aún se enfrentan a algunos trámites offline que alargan cualquier proceso. A través de bases de datos compartidas, podrán acceder a mucha más información en tiempo real. Algo muy útil en operaciones en las que el comprador y la propiedad se encuentran en países diferentes, por ejemplo. En algunas economías poco desarrolladas, blockchain está cubriendo el hueco de registros de la propiedad obsoletos, agilizando las compras y aportando seguridad jurídica.

El primer requisito que hace falta para comprar con criptomonedas una propiedad, claro está, es disponer de la cantidad de dinero en metálico (virtual, en este caso) para la compra. Hay que tener en cuenta, eso sí, el riesgo que suponen las fluctuaciones considerables que están registrando algunas monedas virtuales, como los bitcoins. El ático de Tarragona valdría mucho menos en la actualidad debido a la depreciación del bitcoin desde principios de año.

También hay que contemplar, a la hora de pensar en una operación a través de blockchain, en los requisitos legales y los impuestos, que suelen ser los mismos que si se pagara una vivienda en euros o en otra moneda corriente, dependiendo del país.

Cuando alguien adquiere una vivienda a través de una cadena de bloques, recibe un token (una ficha digital) junto a la escritura tradicional. Esto se puede iniciar de forma telemática, escaneando un código QR con el smartphone.

En el caso de España, primero debe existir un acuerdo previo entre las partes a través de blockchain: el comprador hace la transferencia al vendedor en criptomonedas, el vendedor certifica que ha recibido la cantidad y se cierra la escritura. Pero hay que realizar el proceso ante notario y en la escritura debe figurar el importe de la operación en euros. Es decir, aunque la compra se negocie en bitcoins, ethereums o litecoins, debe quedar registrada en su equivalente en euros. Además, todo debe contar con la aprobación de la Agencia Tributaria mediante intermediación bancaria para evitar el blanqueo de capitales.

El vendedor y el comprador tienen que pagar los impuestos (IVA, IRPF, etc.) que lleve aparejados cada operación en euros, no en criptomonedas, por lo que hay que añadir la tasa de convertir el dinero obtenido a euros.

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